La respuesta está en el campo

Juan Valdez

La semana pasada estuve un poco enferma lo cual me permitió quedarme en casa para hacer una de mis actividades favoritas; leer y escuchar noticias. En medio de la búsqueda de temas de actualidad, encontré una entrevista de Rodolfo Llinás en Noticias Caracol el pasado martes 24 de abril.

El respetado neurocientífico compartió sus planes de revolucionar la educación en Colombia, luego de jubilarse y cerrar su laboratorio en Nueva York. Según el Doctor Llinás, hay que cambiar la metodología para que los niños y adolescentes evolucionen de la dependencia del conocimiento memorizado hacia el conocimiento de contexto.

En resumen, propone que los niños desarrollen su intelecto desde la temprana edad en dos etapas. En la primera, los niños deben aprender a solucionar problemas en su entorno como los primeros cazadores de la humanidad. En la segunda, éstos se convierten en agricultores y deben aprenden a administrar lo recolectado.

También resaltó el potencial de Colombia y su posición privilegiada en este momento de la historia mundial. Aseguró que el retraso del país es una ventaja, ya que las estructuras de la educación aún se están definiendo lo cual garantiza el escenario ideal para probar nuevas pedagogías.

Al final de la entrevista, el doctor Llinás dijo algo que, de boca de un científico, me sorprendió muchísimo. Exaltó la belleza del único mandamiento de Jesucristo en el que cree: «Si uno quiere al prójimo como a sí mismo tendría una sociedad perfecta, capaz de empatizar. Eso es inteligencia«. ¡Qué hermosas palabras!

El principio del modelo de educación que el Doctor Llinás quiere abanderar es increíblemente innovador y a la vez irónico. Colombia lleva décadas copiando los modelos de desarrollo industrial de las potencias mundiales centrándose en las ciudades, pero ha ignorado la riqueza que está ahogada entre la maleza del campo.

Cuando terminé de ver la entrevista del Doctor Llinás, me di a la tarea de revisar las propuestas de gobierno–con respecto a la educación y al agro–de los tres candidatos que puntearon la última encuesta de Invamer. Tal como me lo esperaba, Iván Duque, Gustavo Petro y Sergio Fajardo abordan la educación desde el punto de vista de las urbes en lugar de aplicar la lógica del campo.

La gran diferencia entre los niños de las ciudades–incluido el mío–y los niños campesinos es que, a los primeros se les hace todo y tienen que tomar clases extracurriculares para divertirse. Los segundos juegan con los animales y la naturaleza libremente, aprendiendo sin obligación el valor del trabajo honrado.

Desde los años sesenta, varios presidentes colombianos–de todos los partidos políticos, han intentado hacer una reforma agraria, pero como dice el dicho, «parece una pelea de tigre con burro amarrado».

Los terratenientes son los tigres, que están dispuestos a todo con tal de no perder lo que les pertenece, y los burros son los políticos, que siguen escudándose con la derrota en lugar de buscar otra avenida fuera de la expropiación.

La Colombia rural es la imagen visual utilizada por el gobierno y la empresa privada para promover el país ante el mundo. Para la muestra el botón de Juan Valdés y la mula Conchita. Lo rústico atrae porque en su sencillez se descubre que en la vida de la ciudad uno se complica más de la cuenta.

Sin embargo, los campesinos colombianos necesitan más que una campaña de fotos exóticas en libros de turismo o Instagram. El nuevo gobierno debe poner la logística como eje del crecimiento del agro para ascender en la lista de economías competitivas de América Latina.

Las carreteras y las vías férreas deben ser recuperadas y los procesos de aduanas deben ser optimizados para que más agricultores puedan exportar sus tesoros. ¿De qué sirve producir las flores más hermosas o los frutos de la tierra más suculentos del mundo si se pudren en los guacales esperando un turno?

Creo firmemente que la respuesta a muchos de los problemas de Colombia está en el campo y como dice el mandamiento, hay que quererlo como nos queremos a nosotros mismos.

Gracias por leer y compartir.

Xiomara Spadafora

Esta columna fue patrocinada por Zellner Insurance Agency. Muchas cosas en la vida no tienen seguro. Para todo lo demás, llama a Zellner (888) 208-8119

 

8 respuestas a «La respuesta está en el campo»

  1. Esta columna si que esta perfecta para el momento que vive colombia. Ojala el proximo Presidente si le de la importancia que merece el campo y sus agricultores. Nuestros campesinos son el orgullo de nuestro pais, en ellos esta la escencia. Muy buen articulo y excelentes palabras las del doctor Llinas.

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  2. Un pueblo sin despensa agricola esta condenado al desepero q produce el Hambre y Colombia tiene las mejores tierras fertiles pero no hay una politica de concertacion con los q poseen la tierra estamos JODIDOS

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  3. Las dinastías del poder político y sus gerarquias, no permitirán una educación igualitaria entre la ciudad y el campo, entre el hijo del rico y del pobre.La gallinita de los huevos de oro, no permitirán compartirlos
    El día que el. hijo del campesino.se eduque, el rico abandonara el poder
    Recuerda, si queremos la paz,preparemonos para la guerra, en el poconflicto.

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  4. Los deplazados de la última decada por causa de una violencia irracional… aún tienen miedo… y con razón. Se hace necesaria una acción de todas las fuerzas lúcidas en pro del regreso al campo. Algunos mayores de setenta años con corazones cicatrizados y desilucionados de lo que ofrecen las ciudades, estaríamos dispuestos a colaborar en la construcción e implementación de una política incluyente para dar cabida a todas las poblaciones en situación de vulnerabilidad.. y se oriente la propuesta hacia la autosuficiencia alimentaria y el procurar un desarrollo social basado en la solidaridad y la justicia. Joverclub

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  5. El campo es el futuro de Colombia, después de 35 años de profesor de física en la universidad, me jubile y hace 8 años resido en una pequeña finquita que compre en Sora Boyaca Colombia. En el terreno nada fértil estoy haciendo un bosque de diferentes planta apropiadas para el sitio. Algún día espero me visiten, es muy cerca a Villa de Leyva.

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