El jueves 17 de enero, a las a las 9:30 de la mañana, un experto en explosivos del Eln voló en pedazos los sueños de vida de 20 cadetes que escogieron servir con devoción a nuestra patria en lugar de una vida civil.
Ver los rostros de estos jóvenes en un especial de El Tiempo el domingo, me revolcó el alma. El único consuelo en medio de la indignación y tristeza es saber, con certeza, que el perpetrador material de los hechos–a quien no voy a nombrar para mantenerlo en el olvido–voló en millones de átomos evitando que su calaña se siga reproduciendo.
Luego de conocer la noticia del carro bomba por medio de una llamada que me hizo mi mamá, me senté a leer las páginas de los medios de comunicación colombianos buscando con ansias la respuesta a la pregunta, ¿fue éste un ataque suicida? Continuar leyendo «Locura consciente»