El lunes pasado renté una van de siete personas para recoger en Miami a mi Mamá, mi Abuelita y dos de mis tías, las cuales habían llegado de Colombia el jueves 18 de agosto y se habían embarcado en un crucero de tres días alrededor de las Bahamas. Durante más de cinco horas, manejé de Jacksonville a Miami en compañía de mi hijo, el cual me preguntó cada 15 minutos, “Ya vamos a llegar?”
Tan pronto la carga VIP se montó al carro, éste se convirtió en un gallinero. La felicidad de estar juntas nos convirtió en aves culecas que cacareaban al mismo tiempo. Pasamos la noche en el Marriot Cadillac y disfrutamos la playa de Miami Beach sin sospechar que la mañana siguiente, tendríamos un encuentro infortunado con una peligrosa especie de parásitos chupasangre, y no me estoy refiriendo a los mosquitos del Zika. Continuar leyendo «Víctima de las Grúas en Miami»