Perrito Regañado

La semana pasada fue la más caliente de mi vida. No porque haya tenido una aventura con mi esposo en algún lugar exótico del mundo, sino porque en realidad fue la semana más caliente en los registros históricos de Jacksonville.

Llevo viviendo casi ocho años en esta ciudad y nunca antes había visto el marcador de la temperatura de mi carro alcanzar los 110 grados Fahrenheit (43.3 grados centígrados) Cómo sería el calor, que cuando me sumergí en la piscina de la comunidad, no sentí refresco sino ardor, pues el agua estaba tan caliente que parecía una sopa recién servida. Continuar leyendo «Perrito Regañado»

“Todo lo que puede suceder sucede” Parte II

El día después de mi cumpleaños, me levanté con un año más a cuestas. Todavía recuerdo lo lento que pasaban los años cuando era una adolescente. Ahora los años pasan a la velocidad de la luz y son imposibles de detener como un tren de carga. Sin embargo, esa mañana me miré al espejo mientras me ponía mi bikini nuevo y me dije: “No estoy nada mal; esto todavía se puede arreglar con lipo”.

Mientras me embadurnaba la cara de bloqueador solar y base de maquillaje –para que sepan es la mejor manera de prevenir daño solar—mi hijo alistaba sus juguetes de playa, mi hijastra bostezaba en el sofá, y mi marido se emperifollaba para ir a jugar golf con sus hermanos. Nuestras vacaciones habían comenzado oficialmente, y yo no hallaba la hora de estirarme en una silla de playa y absorber toda la vitamina D de los rayos solares. Continuar leyendo «“Todo lo que puede suceder sucede” Parte II»

“Todo lo que puede suceder, sucede” Parte I

La familia de mi esposo está repartida por todo Estados Unidos. El hermano mayor vive en Texas, la hermana en Missouri, el hermano del medio en Ohio, y nosotros en la Florida. Desde la muerte de mi suegra hace cinco años, nunca se había reunido la familia completa. Por esta razón, se propusieron lograrlo este verano.

El plan consistía en compartir cinco noches y seis días –empezando el domingo—en el famoso balneario de la Florida llamado Destin, que queda en el Golfo de México. Mi esposo tiene un amigo que vive cerca a esa ciudad así que decidimos que el “combo”–mi esposo, su hija de dieciséis años, nuestro hijo de cuatro años y este pechito– viajara el sábado en lugar del domingo para visitarlo y pasar la noche en su casa. Continuar leyendo «“Todo lo que puede suceder, sucede” Parte I»

La Garra de Sasha

A Rusty y Sasha, mis hijos perrunos, les fascina marcar su territorio cuantas veces sea posible cuando salen de la casa. Rusty levanta la pata mil veces y pretende mojar postes y árboles así no le salga ni una gotica. Aunque Sasha es hembra, también le fascina acurrucarse y dejar su esencia por doquier. Nunca me había percatado de ese rasgo de su personalidad, pues pensé que era cosa de la edad. ¡Carajo, yo voy al baño por lo menos 30 veces al día! Continuar leyendo «La Garra de Sasha»

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