
En marzo de 2015 un jurado de Los Ángeles, California, falló a favor de los herederos del legendario Marvin Gaye, luego de determinar que Robin Ticke y Pharrell Williams plagiaron la música para recrear el súper éxito de 2013, «Blurred Lines».
Desde el inicio de ambas canciones–«Blurred Lines» y «Got To Give It Up«–cualquier oído sin ningún entrenamiento musical encuentra similitudes muy marcadas. Por esta razón, la demanda de más de siete millones de dólares tenía una argumentación sólida.
Pero lo que pasó la semana pasada en el Juzgado de lo Mercantil número 12 de Madrid en contra de Shakira, Carlos Vives y Andrés Eduardo Castro, es un ejemplo perfecto de oportunismo.
El cantante cubano Liván Castellano Valdés conocido como Livám–¡lo conocerán en la casa!–alega que el plagio de la frase «te quiero tanto» (una que aparece en miles de canciones en castellano y que está presente en el coro de «La Bicicleta») infringe los derechos de autor de su canción «Yo te quiero tanto».
Aunque no soy música ni compositora, nada más al escuchar las dos canciones es evidente que existe un golfo de diferencias. Mientras «La Bicicleta» es un vallenato-reggaeton, «Yo te quiero tanto» es una salsa-merengosa.
Para aclarar las desigualdades encontré un video en YouTube del canal laSexta Noticias de España. Según el experto, luego de analizar los cuatro elementos de una canción–melodía, armonía, letra y estructura–por ningún lado son uniformes.
Si bien es cierto el video le otorga la victoria a Shakira con respecto a «La Bicicleta», de igual manera mencionan otras dos instancias en las que la cantante colombiana salió librada de demandas por plagio.
El primer caso es la canción «Loca» la cual fue demandada por el intérprete Ramón Arias Vasques, ya que el ritmo y la letra son prácticamente iguales a su versión de «Loca por su tíguere». Según el diario El País de España, el compositor de la canción había cedido los derechos a Shakira.
El segundo caso es el «Waka Waka», la canción del Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010, la cual fue denunciada como plagio por el grupo Golden Sounds. También, el público en general criticó el parecido con la versión de la canción «El negro no puede» del rey del merengue, Wilfrido Vargas, interpretada por Las Chicas del Can.
En este caso, el fallo para absolver a Shakira se basó en que el estribillo de la canción «Zamina mina zangaléwua» es parte de un canto popular militar en Camerún el cual no tiene dueño y varios artistas ya habían utilizado.
Volviendo al caso del cantante cubano Livám, lo que éste quiere es plata. Así le confirmó un compadre del cantante al diario El País afuera del juzgado. (Ver artículo)
En mi opinión, en este caso existe una hostilidad que flota en la prensa española en contra de Shakira. El presunto fraude fiscal por evasión de más de 14.5 millones de euros le pone un tinte sesgado al cubrimiento del tema.
En conclusión, «La Bicicleta» es una canción que personalmente me llena de nostalgia. Me conmueve ya que no vivo en Colombia y me recuerda ese sentimiento profundo con el que solo los costeños cantan un vallenato, así no sea clásico. Esa pasión, sin lugar a dudas, no se puede plagiar.
Gracias por leer y compartir.
Xiomara Spadafora.
Definitivamente la envidia no tiene límites. Y tenía que ser cubano para tratar de sacar dinero. Cuándo no!
Interesante columna 🤗
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La bicicleta no es vallenato !
Pobre hombre, quiere hacerse famoso con mentiras !
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