El mes de mayo es conocido en Estados Unidos como el mes de las graduaciones y en mi caso tuve el privilegio de disfrutarlo por partida doble gracias a mis hijos putativos; el hijo mayor de mi esposo se graduó de la universidad el 6 de mayo y su hija de bachiller el jueves pasado.
En ambas ceremonias vi a cientos de jóvenes vestidos con sus togas y birretes soñando con un futuro en el que puedan seguir su pasión e «impactar el mundo» como dicen los millenials. Sin embargo, la realidad laboral es muy diferente y los trabajos de las carreras «élite» son escasos.
Si bien es cierto que el mundo necesita cantantes, actores, diseñadores de aplicaciones, abogados, administradores de empresas, médicos e ingenieros entre otros, hay muchas profesiones que son vitales para que los engranajes de la sociedad funcionen en armonía.
Les pongo el ejemplo de mi vida. Gracias a Dios existen los jardineros, carpinteros, electricistas y plomeros porque de lo contrario, tendría que escuchar las quejas de mi marido cada vez que le pido podar una palmera o arreglar algo en la casa.
Entonces, ¿por qué la gente le disminuye importancia a estas profesiones técnicas, no solo en EEUU sino en en el resto del mundo? La respuesta la tiene la industria de la educación universitaria, la cual convenció al mundo de que un título universitario es la llave para abrir la puerta del éxito.
Aunque las cifras varían según la carrera y la institución, en Estados Unidos el promedio del costo de una matrícula en universidades privadas en 2016 fue US$104,000 (300 millones de pesos aproximadamente) por un programa de cuatro años.
En Colombia, las cifras no están actualizadas así que voy a utilizar mi carrera de Comunicación Social en la Universidad Javeriana como ejemplo. El valor actual de un semestre es 10 millones y medio de pesos. Yo me gradué en 2002 y en esa época costaba 2 millones por semestre.
En 15 años, el valor total de mi carrera pasó de 20 a más de 100 millones de pesos. ¿Alguna duda de que la educación universitaria es un negocio?
Mike Rowe, el presentador del exitoso programa Dirty Jobs del canal Discovery Channel, ha dedicado gran parte de su carrera a desestigmatizar los trabajos técnicos y a posicionarlos como verdaderos motores de generación de empleo y riqueza para una nación.
Según él, muchas de las mejores oportunidades de trabajo actualmente en los Estados Unidos–seis millones de vacantes aproximadamente–no pueden ser ocupadas debido a la falta de mano de obra calificada.
Su podcast de esta semana en YouTube se titula Don’t Follow Your Passion (No sigas tu pasión). En resúmen, explica que aunque nuestros sueños de juventud son nobles también son etéreos, y causan la frustración de millones de recién graduados quienes no quieren ver las oportunidades prácticas que están al alcance de sus manos.
Cuando me gradué de periodista quería cambiar el mundo, pero el mundo me cambió a mí. Entendí que si me quería dedicar a escribir me iba a morir de hambre. Luego decidí «saltar el charco» y llegué a Estados Unidos con la mente abierta, lista para trabajar en todo lo que mis habilidades me permitían.
Trabajé dos semanas como secretaria de un taller mecánico en Orlando, Florida–aunque no sabía cómo cambiar una llanta–y luego encontré mi vocación en las ventas aunque en Colombia no era capaz de vender una Coca-Cola en el trancón de una carretera. Hoy en día escribo por pasatiempo, con toda la pasión del mundo, pero porque tengo con qué pagar mis cuentas.
Muchos quieren que los llamen «doctor» y prefieren un título de una universidad de garaje a ser un electricista o un plomero exitoso y bien pagado. Como dice el dicho, «El trabajo no es deshonra» y si se hace con dedicación y orgullo éste puede conducir a la innovación y al desarrollo de empresas prósperas.
Gracias por leer y compartir.
Xiomara Spadafora
Esta columna fue patrocinada por Zellner Insurance Agency. Muchas cosas en la vida no tienen seguro. Para todo lo demás, llame a Zellner (888) 208-8119
la vida ha evolucionado tanto que aunque estamos en la era de la tecnología y el internet , la mano de obra jamás pasará de moda y los oficios manuales siempre existirán. Buena columna y muy buen análisis acerca de los milenials.
Feli día.
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Que sabiduría hay en usted!! Es la segunda persona que habla de los trabajos manuales de segunda cómo muchos los llaman,un smugofice que siempre se van a necesitar zapateros, barrenderos y todo lo mencionó en su columna su mensaje es certero.
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Muchas gracias por su comentario!
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Muy buena lección en este articulo. Felicitaciones por estas reflexiones muy verdaderas, ojalá que muchos de «millenials» la puedan leer.
Gracias.
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