Ni la oración se salva de la crítica

La oración es un pecado

El domingo pasado varias familias se vistieron de luto en Sutherland Springs, Texas. El «psicópata del mes» en Estados Unidos, abrió fuego indiscriminadamente en la iglesia First Baptist Church, dictándole una sentencia a muerte a los casi 50 feligreses que asitían al servicio. 26 personas murieron y más de 20 resultaron heridas.

Los detalles que han salido a la luz desde el lunes, han puesto a la Fuerza Aérea y al Departamento de Defensa estadounidenses bajo el lente del microscopio, debido a la aparente negligencia en el manejo del récord de violencia del asesino mientras estaba en sus filas.

Según los recuentos judiciales de la corte marcial que falló la expulsión deshonrosa del asesino, éste confesó haber intentado asfixiar en repetidas ocasiones a su entonces esposa, y haber golpeado a su pequeño hijastro hasta causarle fractura de cráneo.

También, en eventos aún no esclarecidos, el asesino se escapó de un hospital psiquiátrico en 2012 y amenazó de muerte a varias personas. Si este récord se hubiera ingresado oportunamente a la base de datos de criminalidad, National Instant Criminal Background Check System, este psicópata jamás habría podido adquirir armas por la vía legal.

A poco más de un mes de la masacre de Las Vegas, de nuevo el debate sobre la legislación para el control de armas de este país está en el fogón. La respuesta de los medios y la población ha sido la esperada: indignación por parte de los demócratas y negación por parte de los republicanos.

El universo Twitter explotó, como siempre, con mensajes de personalidades pidiendo, por un lado acción legislativa y por otro, oraciones para los afectados como muestra de solidaridad. Ahí, fue cuando un sector de la crítica comenzó a hacer la siguiente pregunta desde varios micrófonos:

¿Para qué sirven las oraciones si estando en una iglesia las víctimas no se salvaron?

Aunque entiendo que hay personas desesperadas por ver un mayor control sobre el acceso a las armas en Estados Unidos, cuando se burlan de aquellas que creemos en Dios pierden millones de seguidores.

Esa falta de empatía y compasión es precisamente lo que fomenta la división dentro de cualquier grupo social. Las personas que aparentemente luchan por ideales nobles, pero que son incapaces de tolerar a quienes piensan de manera diferente, son los que en silencio le hacen las morcillas al Diablo.

Me pongo como ejemplo. Cuando estoy en una reunión social y por casualidad sale el tema de la religión, yo no le insinúo a nadie que tiene que creer en Dios. El ateo por el contrario siempre me cuestiona, con sarcarsmo e ironía, el por qué yo creo en Dios.

Entonces, así como ellos preguntan ¿de qué sirven las oraciones? yo les pregunto, ¿y éstas qué hacen de malo?

Si bien es cierto que una cadena de oración no puede ponerle parches a los agujeros que dejaron las balas, revivir a los seres que murieron, ni mucho menos prevenir los siniestros del futuro, atacar a las personas religiosas que quieren hacer una oración por el prójimo, es indolente.

Hay un dicho militar estadouniense que traduce: «En las trincheras de la guerra no existen ateos». Cuando la vida pende de un hilo y toda esperanza nos ha abandonado, solo la fe nos mantiene vivos.

Gracias por leer y compartir.

Xiomara Spadafora

Esta columna fue patrocinada por Zellner Insurance Agency. Muchas cosas en la vida no tienen seguro. Para todo lo demás, llama a Zellner (888) 208-8119

 

2 respuestas a «Ni la oración se salva de la crítica»

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