Especial Significa Diferente

Por años, llevar a mis perritos al veterinario ha sido como arriar vacas–mis dos perros en una mano y mi hijo en la otra, todos halando en direcciones opuestas.

Una vez dentro del establecimiento, siempre tengo que asegurarme de no perder un dedo en el torniquete de las correas y aclararle a mi hijo cuando mete la mano en un tarro decorado con huellitas de perros: «Mi amor, esas galletas son para los perritos, no para los niños«.

Aunque adoraba al veterinario que siempre atendió a mis perros–le salvó la vida a Sasha de la reacción al tratamiento de unos parásitos cuando la adoptamos–la distancia y el tiempo de espera para cada chequeo se convirtieron en una pesadilla. Y ahora que estoy trabajando y no «De hora nalga» en la casa, tuve que hacer un cambio y darle a mi marido el gusto de decir «Te lo dije…«

Así pues, llegamos el lunes pasado a conocer la nueva veterinaria de Rusty y Sasha, que queda a pocas cuadras de nuestra casa. Arrié nuevamente mi «ganado» y mientras cerraba mi carro al frente de la clínica, vi a una señora mirándome entre sonrisas. «Qué perros tan divinos, qué raza son?» Como siempre, le respondí lo que me dijeron en el sitio de adopciones: «Son cruzados. Rusty es un Terrier-Shiba Inu y Sasha una Labrador-Beagle«. Traducción colombiana: Gozques.

Finalmente entramos y la recepcionista me dijo «Por Dios, tienes las manos llenas!» al ver mis piernas enredadas entre los lazos de los perritos. Gracias a Dios nos hicieron pasar sin esperar, y el examen comenzó puntual. La asistente de la doctora me hizo unas preguntas, pesó a los perritos y luego se los llevó a otro cuarto por turnos, primero a Sasha y luego a Rusty.

Como siempre, me da una risa verles la cara de susto que ponen cuando se los llevan al cuartico que tiene la ventana sellada. Me voltean a mirar como diciendo: «¿Te vas a quedar sentada sin hacer nada? ¡Esto es una tortura!«

Los exámenes anuales que les hacen a los perritos son como la citología y el examen de próstata para los humanos; incómodos pero preventivos. De igual manera, así quisieran rehusarse, no pueden decir ni pío.

Antes de ponerles las vacunas, la Doctora examinó a Sasha y percibió el latido irregular del corazón causado por los parásitos cuando era cachorrita. Luego revisó a Rusty de pies a cabeza y aproveché para preguntarle–por recomendación de la peluquera– si era anormal que el pelo le estuviera creciendo con parches en ciertas áreas del cuerpo.

«El crecimiento irregular del pelaje es totalmente normal en las razas cruzadas«, me dijo la Doctora para tranquilizarme. Me explicó que debido a que Rusty no es de una raza pura, la combinación de rasgos genéticos hace que unos rasgos dominen sobre otros. Al terminar el examen, salimos a pagar la cuenta–300 dolaritos son la prueba de mi amor por estos chandos!

La particularidad de mis perros me hizo pensar en la singularidad de mi hijo. 50% colombiano y 50% italiano, mi pequeño no solo es la primera generación de esta amalgama cultural–tanto en mi familia como en la de mi esposo–sino también es el único de su «tipo» en el jardín y en la cuadra del barrio. Las diferencias saltan a la vista; mi hijo es más alto, más alborotado y más energético que los niños de su edad. Por eso es especial.

Sin embargo, para unas personas mi hijo no es especial, sino diferente. La semana pasada recibí dos comentarios sobre él. El primero, con buena intención–como la peluquera de Rusty que estaba preocupada por su salud–y el segundo cargado de simple estupidez.

Jamás podré entender por qué las personas son capaces de decir cosas tan imprudentes e hirientes y actuar unos minutos después como si no hubieran dicho nada. Para mí, esas personas sufren de un caso crónico de senilidad, sin importar la edad.

Al igual que mis perritos, mi hijo es un «cruce» muy especial en Estados Unidos lo cual es un punto que él aprenderá a aprovechar en el futuro. ¡Sabré yo de esto teniendo un nombre que empieza por X que los gringos no se atreven a pronunciar!

Dios creó el ADN, las huellas dactilares y el iris para identificarnos como seres individuales y únicos. Sin embargo, la raza humana sigue creando categorías y empaques para suprimir el espíritu humano, la imaginación y la creatividad.

Si hay que elegir entre ser igual o diferente, yo prefiero diferente, pues los grandes hombres y mujeres que han cambiado la historia del mundo, alguna vez fueron considerados diferentes y por ésto, fueron inmortalizados.

Gracias por leer y compartir.

Xiomara Spadafora

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