El lunes pasado, una de mis tías compartió en el chat familiar de WhatsApp un audio de catorce minutos que circuló en redes sociales conmoviendo a muchos colombianos. Se trataba de un oyente de la emisora W Radio quien llamó a dar su opinión sobre el tema del día, la dosis personal.
El oyente era un padre de familia llamado Carlos, quien comenzó detallando el hallazgo de ocho proveedores de marihuana, éxtasis y ácidos dentro de los contactos del celular de su hijo de diecisiete años, y las conversaciones que evidenciaban las transacciones para adquirir dichas sustancias.
Según su recuento, apuntó los nombres y teléfonos de los distribuidores y se dirigió a la Sijin en la Calle 6ª con Avenida Caracas en Bogotá para denunciar a estos micro traficantes, pero la respuesta de las autoridades fue, en pocas palabras, que tenía que esperar ya que estaban ocupados con otras operaciones.
Con la voz entrecortada, Carlos compartió sus sentimientos de desesperación e impotencia. Luego de tres años de ayuda sicológica y cuatro intentos fallidos de rehabilitación, Carlos tuvo que darse por vencido y seguir las indicaciones de los sicoterapeutas.
Aunque contemplar todos los escenarios de destrucción de su hijo le rompan el corazón, debe dejarlo tocar fondo para despertar su deseo de supervivencia y rehabilitarse por sí mismo.
Su hijo, un joven a quien quiso darle lo que él no tuvo, el mejor ejemplo y la educación que le abriera las puertas a las oportunidades, se fue de la casa hace tres meses y se encuentra a punto de vivir en la indigencia dominado por su adicción a las drogas.
Esta desgarradora historia de vida cayó como anillo al dedo para debatir el borrador del decreto presentado el 5 de septiembre por la administración del presidente Iván Duque, que busca controlar el consumo de sustancias estupefacientes o sicotrópicas en espacios públicos.
El decreto, considerando la sentencia C-491 de 28 de junio de 2012 de la Corte Constitucional, en ningún momento pretende reversar la descriminalización de la dosis personal como muchos juristas expertos han salido a denunciar.
Lo que sí hace, es simplemente igualar las prohibiciones del consumo de bebidas alcohólicas a las del consumo de marihuana y otros estupefacientes, las cuales ya se encuentran en vigencia en el Código Nacional de Policía y Convivencia.
En su momento, la Corte Constitucional falló que la dosis personal está amparada por el respeto del Estado a la dignidad humana, a la autonomía personal y al libre desarrollo de la personalidad.
Entonces me pregunto, ¿qué pasa cuando la dosis personal—lo particular–afecta los derechos del resto de la sociedad–lo general?
¿El derecho a la dignidad humana, a la autonomía personal y al libre desarrollo de la personalidad de quienes no consumen la dosis personal no pesa igual? Según la balanza de los críticos del decreto, no.
Como lo dijo el oyente de W Radio en su testimonio, la marihuana está invadiendo todos los espacios públicos sin discriminación porque la ley lo permite, pero peor, porque la sociedad lo permite alterando las normas de conviencia. En especial las instituciones educativas, las cuales se han convertido en los semilleros fértiles de los futuros traficantes.
Gracias por leer y compartir.
Xiomara Spadafora
Doloroso el testimonio de ese padre de familia y mas aun sentirse derrotado por no poder salvar a su hijo. Esta ley de la dosis personal con el amparo de las cortes corruptas es el peor daño hecho a una sociedad que como la colombiana no era consumidora. Por el bien de nuestros hijos es la mejor decision del Presidente. Muy buena columna
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Si ojala pudiera reversar esa maldita dosis mínima que afecta al consumidor en toda si integridad personal.Yo diría el derecho a la libre Depravacion a la libre personalidad porque los consumidores no. Tienen la fortaleza de parar y siguen y siguen yo no veo cual es RL beneficio ;veo en mi pueblo Pelaos jovencitos degenerados x el vicio.Estaría satisecha se metieran las autoridades en TOluVIEJO y se llevaran a los revendedores un pueblo que fue tan sano lamentable sin derecho a casa x cárcel yo no entiendo esta leyes que muchos tienen derecho más no deberes
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