
Hace dos días me compartieron el video de un discurso presentado por el Almirante de la Fuerza Naval Estadounidense, William H. McRaven, en la Universidad de Texas durante la ceremonia de graduación de 2014. El título del discurso traduce «Cambiar el mundo».
Más allá del liderazgo que su uniforme blanco y las medallas en su pecho reflejan, lo que conmovió al público ese día y continúa cautivando audiencias por YouTube, son sus palabras y la esencia de su mensaje. Esta es mi parte favorita:
«Si hay algo que he aprendido durante mis viajes por el mundo es el poder de la esperanza. El poder de una persona, un Washington, un Lincoln, King, Mandela, e incluso una jovencita de Pakistán, Malala. Una persona puede cambiar el mundo dándole esperanza a las personas. Así que, si quieres cambiar el mundo, empieza a cantar cuando estés de barro hasta el cuello«. (Ver el video completo)
La referencia sobre el barro es acerca de la última semana de su entrenamiento de grupo élite SEAL, conocida como «Semana infernal». Los aspirantes deben sobrevivir quince horas enterrados hasta el cuello en una playa pantanosa, a orillas del helado Océano Pacífico y recibiendo insultos constantes de sus superiores para hacerlos desertar.
El almirante recuerda que, cuando algunos de los cadetes estaban a punto de renunciar, una voz empezó a cantar. Luego se unió otra y otra, hasta que el grupo completo cantaba a todo pulmón. En ese momento crucial, aunque les faltaban ocho horas para el amanecer, el canto de hermandad tibió sus cuerpos y alentó sus espíritus.
Esta historia me llegó al corazón. Esta temporada navideña he experimentado el poder de la esperanza como nunca en mi vida. A menudo se dice que los momentos difíciles sacan lo mejor de nosotros. Aunque estoy de acuerdo, también considero que lo que hacemos cuando los momentos son buenos cuenta, y mucho.
Por esta razón y luego de una serie de eventos extraordinarios, mi esposo y yo decidimos empezar una fundación para ayudar a veteranos militares que sufren de estrés postraumático en nuestra ciudad.
El día que conocimos a Suzie De Leon–una joven madre soltera, veterana de la fuerza naval a quien estamos ayudando actualmente–nos dijo conteniendo las lágrimas, que antes de saber que nosotros la ayudaríamos a arreglar su carro y conseguir trabajo, estaba a punto de cometer una locura.
Pero el simple hecho de demostrarle que nos importaba hizo que una semilla de esperanza floreciera de las ruinas y buscara la luz. «Ustedes salvaron una vida«, nos dijo mirándonos a los ojos, mientras arrullaba a su pequeño hijo de tres años en los brazos.
Ese día nació mi deseo profundo y humilde de inspirarle esperanza a aquellas personas que la han perdido y tratan desesperadamente de reencontrarla.
Entonces, si tienes el deseo, el tiempo y los recursos de compartir tu esperanza con alquien que la necesita, acércate a una iglesia, un hospital u obra de caridad. Pregúntales si necesitan ayuda. Con toda seguridad hallarás la oportunidad de cambiarle la vida a alguien con un simple gesto de generosidad.
Feliz Navidad y un Próspero Año 2020.
Xiomara Spadafora
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Historias como esta lo llenan a uno de esperanza y nos hacen sentir que siempre se encuentra el camino para salir del laberinto en que nos encontremos. Gracias Xiomara por compartir esta sentida columna en esta época de navidad. Para ti y tu familia también muchos éxitos en esta labor que comenzaron y un muy feliz 2020🙏🏻
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Soy firme creyente en esto que has escrito . La esperanza y el dar sin mirar a quien ha hecho la diferencia a vidas que he tenido la dicha de conocer y ayudar. Gracias por tu escrito amiga querida. Felicidades!!
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Tus actos, tus comentarios hablan de una profunda fe y una coherencia excelente entre esa fe y lo qué haces.
Ese es el camino Dios te bendiga y te siga dando ese gran espíritu de servicio y oportunidades de servir.
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