
El viernes pasado tuve una cita con mi odontólogo general para revisar el dolor agudo en uno de mis molares superiores. Debido a que soy una gallina completa en cuestiones de dentistería, pospuse la cita por dos semanas hasta que el temor de una emergencia durante el fin de semana me obligó a ir.
La higienista tomó rayos X y me dijo que la causa podía ser sinusitis o que estaba apretando la mandíbula durante el sueño, lo cual me llenó de esperanza. Entonces entró el doctor, miró las radiografías y aplicó calor en la muela afectada, lo cual me hizo saltar como un resorte. Se quitó las gafas y me dijo con seriedad, «Lo siento mucho pero te tienes que hacer un conducto«. Continuar leyendo «9/11: Un dolor inolvidable»








Mis perritos Rusty y Sasha tuvieron “el viaje de su vida” el jueves pasado. Debido a que los perros se estresan mucho durante las limpiezas de los dientes es necesario anestesiarlos, y la verdad yo no los culpo. Cuando yo voy al dentista, siempre pido el gas relajante—o gas de la risa que llaman en Estados Unidos—porque de lo contrario ¡yo también mordería a la higienista!
La semana pasada estuvo llena de celebraciones. Primero, mi Mamá llegó de Colombia a consentirnos y alegrarnos la vida por un mes. Cuando entró a la casa, mis perros se enloquecieron y me pareció escuchar a Rusty decir entre dientes, “¡Gracias a Dios volvió Nana!”, a lo que Sasha añadió, “¡Ya estaba harta de la comida de perros y las caminatas tarde!”