
Mis pasadas vacaciones en Colombia me dejaron, además de varios kilos de más, una nueva filosofía de vida. Los días que pasé en Casanare y el Altiplano Cundi-Boyacense me hicieron reflexionar sobre la manera cómo existo en el tiempo.
La realidad es que la Tierra rota a la misma velocidad, en cualquier longitud o latitud del planeta, y nada en el universo lo puede cambiar. Mientras mi tío–cultivador de arroz–vive su vida literal y metaforicamente a la velocidad de la luz, es decir sin afán, yo paso mis días como ratón de laboratorio, corriendo en una rueda de metal sin llegar a la meta. Continuar leyendo «Del afán no queda sino el cansancio «





Mis perritos Rusty y Sasha tuvieron “el viaje de su vida” el jueves pasado. Debido a que los perros se estresan mucho durante las limpiezas de los dientes es necesario anestesiarlos, y la verdad yo no los culpo. Cuando yo voy al dentista, siempre pido el gas relajante—o gas de la risa que llaman en Estados Unidos—porque de lo contrario ¡yo también mordería a la higienista! 


