
La Elección Presidencial 2016 en Estados Unidos comenzó, oficialmente, el lunes pasado con las asambleas en el estado de Iowa. Al mismo tiempo, empezó el acoso incesante a los votantes por parte de ambos partidos, Republicano y Demócrata. Cada vez que el teléfono de mi casa timbra, sé que es un voluntario, de alguna campaña, llamando a pedir mi dinero y mi voto.
Anoche por ejemplo, decidí contestar el teléfono a pesar de que me enredé en las patas de uno de mis perros y casi me descalabro con el mesón de la cocina–mis perritos siempre están a mis pies cuando les estoy sirviendo la comida. Continuar leyendo «La Guerra de las Bestias»

Ayer fue el cumpleaños número 56 de mi esposo lo cual lo cataloga como vintage, no por la cantidad de años vividos, sino porque–como los vinos finos–fué el mejor producido en su año.
El viernes pasado mi Mamá regresó a nuestro país, Colombia, después de una visita de tres meses. Una vez más, la despedida fue desgarradora pero más corta, pues la fila de seguridad en el aeropuerto de Orlando estaba interminable y mi mamá tuvo que entrar rápido. Parecía que estuvieran regalando plata.
El sábado pasado jugó el Powerball (equivalente del Baloto en Colombia) más jugoso en la historia de los Estados Unidos, con un premio mayor de casi un billón de dólares. El domingo por la mañana–antes de saber que nadie se lo había ganado–no quería verle la cara al ganador en televisión. Me considero una buena persona, pero si me lo encontrara en la calle le hubiera dado un coscorrón por suertudo.
Empezó 2016 y luego de emborracharme y rellenarme la noche de fin de año como un pavo—además de sobrevivir un guayabo terciario—llegó la hora de empezar a trabajar y poner en práctica los cambios prometidos.
2015 está a pocas horas de acabarse. 40 publicaciones, incuída ésta, me llenan de orgullo pues por primera vez en muchos años, vencí mi tendencia a posponer mis objetivos en la vida. Recuperé el sueño de mi juventud y me veo escribiendo hoy y por siempre.