El sábado pasado fue el primer partido de fútbol de mi hijo en la categoría de menores de cinco años. Ya había tenido dos prácticas pero yo no tenía permiso de asistir. El año pasado me transformé en una Mamá Osa cuando un niño más grande le pegó a mi bebé de tres años una patada en la espalda con los guayos.
Como mi marido teme que un día voy a salir en las noticias de las siete, esposada y reseñada con el cartel en el pecho, hicimos un trato: él lleva al niño a las prácticas y yo solo los puedo acompañar a los partidos. Continuar leyendo «Mini Campeones»
